Si durante el 2020 no has necesitado adaptar tus rutinas puedes dejar de leer. Yo sigo.
Me remonto al mismo día, 31/12, pero de 2019. Hago mi lista de propósitos profesionales: expansión de Monday, estrategia y nuevos productos, cómo avanzarnos a las tendencias, reflexiones de equipo. Me miro al espejo y noto que juez y parte están ok, se dan la mano.
Durante los primeros meses de 2020 todo va normal (en el sentido literal): conforme a algo estándar, usual, típico o esperado. Hasta el 14 de marzo: mientras confinan a todo el país mi mujer y yo nos estrenamos como padres. Y pienso: somos padres, ¡qué subidón! Nos han confinado, ¡qué desastre! Y ahí empieza el año.
Los meses posteriores fueron, han sido, son…nuevos. Paternidad aparte, cogí, como muchos, la lista de propósitos y fui modificando algunas cosas: de crecer a mantener, de fichar a tener que hacer un ERTE, de expandir en 2020 a pasarlo al 2021, de salir a ganar a luchar para empatar. Hay ambición y trabajo duro en cada uno de estos objetivos. Una frase que leí hace un tiempo dice que If you fail to achieve your goal, change your strategy, not the goal. Me gusta la frase, la consigo aplicar en mayor medida, pero este año he tenido que cambiar algunos goals. Sorry Mr. Twitter.
Y en agosto nos cambia la película. Nos vienen los meses de ventas más intensos de todos: récord de ventas sobre récord de ventas. Recuperamos todo. Miles de artículos sobre la nueva manera de trabajar. Unos contando que desde casa se está muy bien y que Zoom es la gran solución, otros que todo volverá a la normalidad en la era post-Covid. Otros, por supuesto, apostando por un modelo híbrido, flexible, en que cabe casi todo y para todos. De autónomos a grandes empresas. Que coworking es el futuro. Y aquí estoy yo.
Sí, yo creo que el futuro de las oficinas es a través de coworking. De hecho ya lo era, se ha acelerado el proceso. Entrar y salir de la oficina, ir algunos días pero otros no, enfocarse a resultados sin perder la cultura de empresa, usar tu tiempo mejor. Usar nuestro tiempo mejor, qué gran avance global, qué buen pacto nos hemos hecho.
Llega diciembre y esta vez empiezo la lista más reflexivo. Me digo que ni somos tan buenos ni tan malos. Que no somos responsables de cada fracaso ni de cada acierto. De algunos sí, pero no de todos. Empezamos el 2021 más preparados: más astutos, más resistentes y más cautos. Aprendo a ver el bosque, diseño un mejor plan A y un buen plan B, afilo los cuchillos, veo (más) la importancia de cada detalle, quiero usar mejor mi tiempo.
El balance de mi 2020 ya está hecho, lo he ido haciendo día a día durante un año entero. Ya sé qué he sacado, no necesito consultar las notas, soy juez y parte de mi vida, cada día. Y tú de la tuya. ¡Y esa es la gran oportunidad! Somos juez y parte cada día. Conseguir que se hablen y que se entiendan, que se den la mano, ése es uno de mis propósitos para todos los años que vienen.
Es 31/12, pones la TV. Fuegos artificiales en cadena que desde Nueva Zelanda se van acercando, hora tras hora, hasta que nos toca encender la mecha a nosotros. Igartiburu, Pedroche y Obregón cuentan hasta doce. Cambiamos de día, de mes y de año. Del 20 al 21. Lo que conseguiste, felicidades. Lo que no, háblalo con tu juez.
Xavi, el FEO de Monday